sábado, 16 de noviembre de 2013

La Rectoría de Borley

 La Rectoría Borley en 1892.
En la larga historia de las islas británicas, mucho se ha hablado de lugares embrujados. De los castillos de Escocia, a los bosques de Irlanda y las calles de Londres; las islas cuentan con una infinidad de historias de fantasmas, espectros y apariciones a lo largo de cientos de años; pero hay una en específico que fue catalogada como "la casa más embrujada de Inglaterra"; superando a lugares como el Castillo de Windsor, la Torre de Londres o los laberintos subterráneos construidos bajo Edinburgo.
Hablamos pues, de la historia de la Rectoría Borley.

La Rectoría Borley fue una mansión victoriana construida en 1862 para servir de hogar al rector de la Iglesia Borley y su familia. La casa, una gigantesca mansión gótica en la villa de Borley, Essex; contó con una historia de apariciones y sucesos paranormales desde que se le construyó: reportes que se multiplicaron súbitamente en el año de 1929, tras que el Daily Mirror publicó la narración de una visita hecha por el investigador paranormal Harry Price; quien escribió dos libros en los que daba detalles dramáticos de actividad sobrenatural.
Los primeros eventos ocurrieron en 1863, cuando unos cuantos locales reportaron haber escuchado pasos inexplicables dentro de la casa. El 28 de julio de 1900, las hijas del rector Henry Dawson Ellis Bull; dijeron haber visto lo que pensaron que era el fantasma de una monja durante el anochecer, a treinta y siete metros de la casa; pero que desapareció una vez que intentaron acercarse para hablar con ella.
La organista local dijo posteriormente que la familia que habitaba la rectoría se encontraba "muy convencida de haber visto la aparición en varias ocasiones". Otras personas en el lugar reportaron haber visto una carroza fantasmal manejada por dos cocheros sin cabeza a lo largo de las décadas siguientes. Henry Dawson Ellis Bull murió en 1892, y su hijo, el Reverendo Harry Bull; ocupó su lugar ese mismo año.
Una supuesta foto de la Monja Gris de Borley.
La Monja Gris de Borley.
Además de decenas de reportes sobre actividad poltergeist, entre los fantasmas de Borley se encuentra la famosa monja espectral que ha sido observada por varios testigos a lo largo de los años. Su historia se presume es la de una monja que fue apresada, condenada y asesinada tras entablar un amorío con un monje de un monasterio cercano. Se cree que la monja fue emparedada viva entre las paredes de una construcción de la que se hallaron ruinas en el sótano de la rectoría.
Ethel Bull y sus hermanas Freda y Mabel, hijas del Reverendo Henry Bull; aseguraron que una tarde de junio tras volver de una fiesta de jardín, las tres vieron simultáneamente la figura de una monja caminando lentamente al otro lado del césped. Se sorprendieron, ya que si bien habían visto la aparición durante el ocaso en infinidad de ocasiones; jamás la habían visto a plena luz del día. Ethel Bull corrió a la casa para que su cuarta hermana pudiera ver el fenómeno, y así las cuatro presenciaron como la figura gris continuaba su lento andar a lo largo del prado. Conforme se acercaba a los árboles que rodeaban el jardín, desapareció gradualmente hasta desvanecerse del todo.
Esta aparición fue vista durante casi 50 años por más de 20 personas. En una ocasión, un invitado de los Bull que no sabía sobre la historia; llegó a la rectoría hablando sobre una monja que había visto en el jardín. Hay gente que sostiene que la aparición fue vista por última vez unas semanas antes del incendio final de la rectoría. En el jardín hay incluso un área llamada "El Camino de la Monja", donde se supone que aparecía junto a un muro bajo de piedra y caminaba a lo largo del pasto, para desaparecer entre los árboles que separaban este del camino.
Walter Bull, otro hijo del Reverendo; reportaba que escuchaba frecuentemente pasos siguiéndolo cuando caminaba en el camino; mismos ruidos que fueron reportados por aldeanos que por lo regular se rehusaban a pasar cerca de la rectoría al anochecer.

El Cráneo.
El 9 de junio de 1928, el rector de entonces; Henry Foyster Bull, murió y dejó vacante la rectoría. Al año siguiente, el 2 de octubre; el Reverendo Guy Eric Smith y su esposa se mudaron al edificio. Poco después de habitarlo, la señora Smith se encontró con un paquete de papel café mientras limpiaba una alacena. Al abrirlo, notó con horror que dentro se hallaba el cráneo de una mujer joven; y al cabo de unos días después, comenzaron a reportar una variedad de incidentes como la campana de los sirvientes repiqueteando aún estando desconectada, luces que aparecían fuera de las ventanas y pasos inexplicables en toda la casa.
La señora Smith también dijo haber visto un carruaje jalado por caballos durante la noche. Los Smith contactaron al Daily Mirror, suplicando una cita con la Sociedad de Invastigación Psíquica (SPR, del inglés 'Psychic Research Society'). El 10 de junio de 1929, el periódico envió un reportero que prontamente escribió el primero de una serie de artículos que detallaban los misterios de Borley.
Pryce mismo reportó haber encontrado fenómenos nuevos como piedras siendo arrojadas, la destrucción de una vasija y otros objetos; así como 'mensajes espirituales' ejecutados mediante toquidos desde la parte trasera de un espejo. La señora Smith acusó a Pryce de haber causado los eventos, ya que él se presentaba como un conjurador experto.
Los Smith abandonaron Borley el 14 de julio de 1929, y la parroquia encontró muchas dificultades para hallar a un reemplazo gracias a los eventos paranormales de la rectoría.

La experiencia de los Foyster.
Al año siguiente del desalojo de Borley, el reverendo Lionel Algernon Foyster y su esposa, Marianne; se mudaron a la casa con su hija adoptiva, Adelaide. Foyster escribió un registro de los sucesos ocurridos entre el 16 de octubre de 1930 y el abandono de la casa en 1935; el cual envio a Harry Pryce. Entre los acontecimientos descritos se hallan toquidos del timbre, ventanas siendo reventadas, rocas y botellas arrojadas, escritos en los muros y una ocasión en que su hija fue encerrada en una habitación sin llave.
Sin embargo, Marianne Foyster fue la más afectada, ya que en una ocasión fue arrojada de la cama durante la noche, abofeteada por manos invisibles, forzada a esquivar objetos que le eran arrojados constantemente e inclusive casi fue sofocada con un colchón. A esto se le sumaban una serie de mensajes escritos en las paredes, que usaban frases como "Marianne, por favor consigue ayuda" y "Marianne misas y plegarias"; y por esto, Pryce concluyó que al menos uno de los espíritus atrapados en la casa sentía simpatía hacia Marianne.
Adelaide fue atacada en una ocasión por "algo horrible", y cuando el reverendo Foyster quiso conducir un exorcismo; fue herido por una piedra del tamaño de un puño que le golpeó el hombro.

Las entidades.
Los Foyster abandonaron la casa en octubre de 1935, y Harry Pryce logró rentar el lugar durante un año. Contrató un grupo de 48 estudiantes para observar y reportar cualquier fenómeno sobrenatural; hasta que en marzo de 1938, Helen Glanville condujo una sesión espiritista. Pryce sostenía que Glanville logró contactar a dos espíritus: el primero de una joven monja llamada Marie Lairre, que fue asesinada en la rectoría. Sus respuestas fueron consistentes con la leyenda de la Monja Gris que había sido vista por años; y se identificó como una monja francesa que decidió abandonar su orden y casarse.
Pryce se convenció de que esta monja era la que había sido vista por generaciones, y que estaba forzada a vagar sin descanso en busca de un entierro. Pryce eventualmente encontró reportes de que el novio de la monja era Henry Waldengrave, el dueño original de la mansión; y se convenció de que las escrituras en las paredes eran mensajes de auxilio enviados por el espíritu.
El segundo espíritu fue el que condujo la mayor parte de la actividad paranormal; y su nombre de acuerdo con los médiums, era Sunex Amures. Este espíritu predijo que la rectoría ardería y que se hallarían en sus ruinas los huesos de una persona asesinada. La predicciones de este ser, Sunex Amures; eventualmente ocurrieron durante febrero de 1939; cuando el dueño de la rectoría derramó sin querer el contenido de una lámpara de aceite y la construcción se consumió en un incendio. Harry Pryce investigó los sótanos de la casa y dio con dos huesos pertenecientes a una mujer joven.
Búsquedas posteriores en los 3 años siguientes se toparon con resultados negativos; y hasta estos días, se cree que tanto la rectoría como la iglesia de Borley siguen embrujadas.

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